El Banco Central Europeo (BCE) está a punto de anunciar un nuevo recorte en los tipos de interés, que se espera sea de 0,25 puntos porcentuales. Este ajuste situaría los tipos en el 3%, marcando la tercera rebaja consecutiva en un esfuerzo por estimular el crecimiento económico en la eurozona.
La decisión se tomará tras la última reunión del año del Consejo de Gobierno del BCE en Fráncfort, Alemania. Según los analistas, el BCE también ajustará la tasa de depósito al 3%, su nivel más bajo desde marzo de 2023. Las operaciones principales de financiación caerán al 3,15% y la facilidad de crédito al 3,4%.
Este movimiento se produce en un momento en que la inflación en la zona euro ha repuntado ligeramente, alcanzando el 2,3% en noviembre. A pesar de este aumento, el BCE mantiene su objetivo de reducir la inflación al 2% a largo plazo.
Además, el Producto Interno Bruto (PIB) de la eurozona mostró un crecimiento del 0,4% en el tercer trimestre de 2024, aunque con variaciones entre países, como Alemania, donde el crecimiento fue más moderado.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha señalado que, a pesar del repunte inflacionario esperado a fin de año, se prevé que la inflación continúe disminuyendo en 2025. Sin embargo, la incertidumbre geopolítica, especialmente con la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, añade un nivel adicional de complejidad a las decisiones económicas.
Trump ha prometido implementar políticas estrictas en inmigración y comercio, lo que podría tener repercusiones significativas en las relaciones comerciales internacionales y, por ende, en la economía europea.
Los analistas coinciden en que el BCE optará por un enfoque prudente, limitando el recorte a 0,25 puntos. Algunos expertos han sugerido una reducción mayor, pero la mayoría considera que el contexto actual no justifica un recorte más agresivo.
Se espera que el BCE publique sus previsiones macroeconómicas actualizadas, extendiendo su horizonte hasta 2027. Estas proyecciones podrían reflejar ajustes en las expectativas de crecimiento del PIB y de inflación, teniendo en cuenta el deterioro económico y las incertidumbres actuales.
En conclusión, el BCE se enfrenta a un entorno desafiante, donde debe equilibrar la necesidad de estimular el crecimiento económico con el control de la inflación, todo ello en un contexto de incertidumbre geopolítica global.