La serie «Descifrando el Presupuesto» explora hoy un tema clave del presupuesto de Ceuta para 2024: una asignación de 600.000 euros para la peatonalización de calles desde la Iglesia de los Remedios hasta la Plaza de Maestranza, y su posible contraste con la inacción en la implementación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE).
Tras el incendio del Edificio de Colores, las calles afectadas en Ceuta permanecieron cerradas, ofreciendo una muestra involuntaria de la vida en un entorno más peatonal. Esta situación podría interpretarse como un experimento no planificado en urbanismo sostenible. Sin embargo, utilizar a los ciudadanos de esta manera para probar la viabilidad de la peatonalización plantea preguntas sobre la intención real del gobierno en trabajar por una transformación ecológica integral de la ciudad.
El proyecto de peatonalización, a pesar de sus beneficios potenciales, podría verse como un parche a corto plazo en lugar de una estrategia a largo plazo para la sostenibilidad urbana. Esta preocupación se ve agravada por la aparente falta de progreso en la implementación de la ZBE en Ceuta. La inacción en esta área no solo contrasta con el avance en la peatonalización, sino que también podría exponer a la ciudad a posibles sanciones por no cumplir con las directrices medioambientales.
Para contextualizar, observemos el caso de La Línea de la Concepción, donde la implementación de la ZBE ha sido apoyada con una subvención de 200.000 euros por parte de la Junta de Andalucía. En contraste, en Cádiz, la implementación de la ZBE ha sido un proyecto más ambicioso, con un valor de 2.329.000 euros a cargo de los fondos Next Generation, incluyendo la instalación de puntos de control de acceso y aforo.
Este contraste en la asignación de fondos y la implementación de proyectos clave para la transición ecológica pone de manifiesto la necesidad de un enfoque más coherente y comprometido en Ceuta. Mientras se destina una cantidad considerable para la peatonalización, la inversión en la ZBE, esencial para mejorar la calidad del aire y la vida urbana, parece insuficiente o inexistente.
En resumen, la decisión de Ceuta de asignar 600.000 euros para la peatonalización, sin un avance paralelo en la ZBE, sugiere una falta de un enfoque integrado y moderno para la sostenibilidad urbana. La ciudad debe equilibrar sus inversiones y estrategias para garantizar un futuro más sostenible y saludable, aprendiendo de las experiencias de otras ciudades y evitando posibles sanciones por incumplimiento de normativas medioambientales.
