Minutos después de las 19.00 horas salía de la Casa de Hermandad la procesión de la Venerable Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y Nuestra Señora de los Dolores. Pocos minutos después comenzaba a llover y con buen criterio la Junta de la Hermandad decidía el regreso al templo.
No solo era la lluvia sino también el fuerte viento. La decisión de regresar a la Casa de la Hermandad, que se encuentra en la avenida Otero. La primera ‘levantá’ fue dedicada a los seres queridos que ya no están en entre nosotros. Lágrimas en el grupo humano devoto del Medinaceli, sobre todo entre los costaleros.
«Ha sido un momento difícil, duro», señalaba Antonio Vallejo, capataz. Una vez ya recogidos los pasos en el interior del templo, se hizo una ‘revirá’ para que los fieles pudieran mirar el rostro del Cristo.
No cabe duda de que se adoptó la decisión adecuada. La procesión tenía prevista su vuelta a la Casa de Hermandad a las 23.45. Si la lluvia se hubiera producido a más distancia, las decisiones a adoptar hubieran sido más complicadas.
