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Valga la redundancia, señor Rahal

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Los días de Pleno siempre dejan alguna frase para el debate. Tras el largo silencio del autoproclamado portavoz de los diputados expulsados del grupo municipal socialista, Navil Rahal rompió su mutismo expresando que “no veía ningún transfuguismo,” amparándose en que “el señor presidente Vivas sigue siendo presidente desde el primer día que lo eligieron los ceutíes, nos guste o no nos guste, es el presidente de todos los ceutíes y lo eligieron las urnas, fue el grupo que más votos sacó”.

Navil Rahal en una sesión plenaria. Foto: ARCHIVO

Con esta huida hacia adelante, el señor Rahal defendía su posición de rebelde sin causa, convirtiéndose en el James Dean caballa y profundizando la frontera al hacer suyo un emblema del PP, que es la defensa del Gobierno de la lista más votada. El recurso al argumentario popular para pasar al ataque contra la acusación de transfuguismo sorprende, ya que refuerza el enroque de Rahal con un guión que bien podría haberse escrito desde Génova.

El razonamiento de Rahal no soporta una reducción al absurdo. Si aplicamos su lógica, donde un diputado debe siempre votar conforme a las decisiones del grupo mayoritario o del presidente elegido por mayoría, llegamos a la conclusión de que todos los diputados estarían obligados a apoyar todas las decisiones del presidente y su partido, sin espacio para la disidencia o diversidad de opiniones. Bajo esta lógica, incluso el propio presidente Vivas, si alguna vez estuviera en desacuerdo con su partido, no podría expresar su opinión contraria, lo cual es claramente absurdo y contradictorio con los principios democráticos fundamentales.

Rahal intenta desviar la atención del verdadero punto de la acusación de transfuguismo, que se refiere a la lealtad y coherencia con el programa y principios del partido por el cual fue elegido, no a la legitimidad del presidente. Al centrarse en la elección y legitimidad del presidente Vivas, Rahal evita enfrentar directamente la cuestión de su propia coherencia partidaria, construyendo así un «hombre de paja» para desviar la discusión real sobre si su comportamiento se ajusta a lo establecido en el Pacto Antitransfuguismo.

El diputado esquiva así la indiscutible literalidad del texto firmado por los dos grandes partidos, que reza, en su versión más reciente, que “se considerará tránsfuga asimismo la persona electa por una candidatura promovida por una coalición, si abandona, se separa de la disciplina o es expulsada del partido político coaligado que propuso su incorporación en la candidatura, aunque recale en otro partido o espacio de la coalición, sin el consentimiento o tolerancia del partido que originariamente lo propuso”.

Estamos ante una fuga de la realidad, porque los elementos del párrafo son indiscutibles. El señor Rahal cumple con todos los requisitos jurídicos de la consideración de tránsfuga:

  1. Persona electa por una candidatura: Rahal fue electo por la lista del PSOE en las municipales de 2023.
  2. Abandono, separación o expulsión del partido: Rahal se ha separado de la disciplina de la dirección del partido y ha sido expulsado provisionalmente.
  3. Sin el consentimiento o tolerancia del partido: Rahal no tenía ni el consentimiento previo ni obtuvo la tolerancia posterior del partido que lo propuso.

Por lo tanto, dado que nadie duda de las capacidades de comprensión del diputado no adscrito, solo queda una conclusión desagradable: estamos ante un intento de manipulación de la opinión pública con un argumentario débil basado en falacias lógicas.

La estrategia es torpe. Si Rahal quiere defenderse de la consideración de diputado tránsfuga solo tiene un camino: convencer a la Comisión de Garantías para que rebaje, acorde a los reglamentos internos del PSOE, la decisión de la expulsión por otra que se considere más proporcionada, como pudiera ser una sanción económica o una suspensión temporal de militancia.

Mientras tanto, la verdad sobre los motivos de la decisión o la inevitabilidad del Gobierno de Vivas es irrelevante. Lo que sí es relevante es que los votos de Rahal y Fidda han dado la mayoría al PP en la Asamblea para una de las votaciones más importantes de un Gobierno, como es la modificación de un presupuesto. Es por ello, valga la redundancia, que el señor Rahal es tránsfuga mientras el PSOE no considere lo contrario, consideración que es indiferente a los votos obtenidos por la lista más votada.

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